martes, 27 de agosto de 2013

Cuando la verdad salió a la luz

Sábado, 7 a.m. Jose lleva despierto desde las 5 y viene a la cama para darme un beso, decirme que me quiere y que ha encontrado algo que hacer. Intento dormirme de nuevo, pero entro a trabajar a las 10 y la verdad que no puedo dormir más así que me levanto y me pongo a hacer cosas en casa. Voy a la terraza, que también se ha convertido en el estudio de Jose y veo que se ha dejado el ordenador encendido y el Messenger abierto. 

De repente es como si mi cuerpo lo supiera, como si supiera que ese es el motivo por el que no puedo seguir durmiendo. Abro la página principal del Messenger y veo que no es el suyo, no es el habitual. Y de nick tiene escrito el texto "paja?" Me empieza a dar todo vueltas y a no entender nada... Y ahí está, una de las conversaciones en naranja, parpadeando. Y al abrirla es cuando mi mundo se desmorona. Se ha pasado la madrugada hablando con un tío, poniéndole la cam, y ha salido corriendo a reunirse con el y con otro. Y antes de irse ha venido a darme un beso y a decirme que me ama. Creo que voy a vomitar. Esto no puede estar pasando. 

Me visto. Le mando un mensaje diciéndole que le aprovechen las pollas y que le quiero fuera de mi casa. Llamo a Dani, un amigo del curro que había dejado de serlo porque Jose no veía bien que fuera amiga de un tío al que yo le molaba, y salgo de casa. Dani se reúne conmigo en un bar cerca de su casa y me escucha. Escucha como le cuento todo. Los golpes, los gritos. Los ocho meses que llevo metida en todo esto. El se encarga de llamar al trabajo por mí y de hablar con mi compañera. Le dice que estoy con él, que estoy bien. Pero Mari Carmen lleva demasiado tiempo sospechando que algo no está bien y el hecho de que yo esté con Dani se lo confirma. Creo que es sobre las 12 cuando Jose termina de follar y lee mis mensajes. Cuando empieza a llamar y a escribir. A desesperarse. Pero mis mensajes le dejan claro que no voy a volver hasta que se vaya. Y de repente me llama su madre. La ha avisado. Le ha contado todo, aunque ella ya lo sabía. Quiere verme. Creo que esta preocupada por como estoy yo. Por el shock. Así que quedo con ella dejándole claro que no quiero ver a su hijo. Nos vemos en un centro comercial y después de contarle todo, me promete que va a sacar a su hijo de mi casa. 

Y entonces me llama mi prima. Su novio trabaja por la tarde y le apetece pasar la tarde conmigo. Quiere saber dónde estoy. Se lo digo y quedamos en vernos más tarde. Vuelvo a mi casa con su madre. No quiero verle pero él está allí. No quiero que me toque. Sólo le quiero fuera de mi casa. Nos sentamos en el sofá. Nos dice que se ha metido coca, la primera vez en su vida. Que sabe que necesita ayuda. Que lo siente. Que por favor le perdone pero que si no es conmigo, no quiere ponerse bien. No puedo ni mirarlo. 

Mi prima vuelve a llamar. Que dónde estoy. Su novio está malo y va a llevarlo a casa. Luego nos vemos me dice. Jose intenta acercarse. No quiero. Su madre le dice que tiene que irse. Que tiene que respetar. Que necesito mi tiempo. Intenta hacer que él entienda. 

Llaman a la puerta. Miro por la mirilla. Dos de mis tíos y el novio de mi prima están afuera. Abro y en el momento en que veo la cara de mi tío lo entiendo todo. Es amigo de mi jefe. Le ha debido de llamar. En la oficina saben que pasa algo. Intento cerrar la puerta. No me dejan. Entran por la fuerza mientras les pido que se vayan de mi casa. Antes de darme cuenta estoy en volandas en brazos de alguien gritando mientras me sacan de casa y entran a por Jose. 

Mi compañera de trabajo ha llamado a mi tío. Quería el teléfono de mis padres, que viven en Galicia, para hablar con ellos. Mi tío le dice que mis padres están lejos y que si está pasando algo con su sobrina debería decírselo. Ella le cuenta sus sospechas y en un minuto están en un coche cuatro personas volando por la A3 en dirección a Madrid. De ahí las llamadas de mi prima. Para saber donde estoy. No me encuentran en el centro comercial. Van a casa. Mi padre le pide a su hermano que no se arruine la vida. Que simplemente saque a Jose de su casa y me lleven con ellos. 

En este punto, tengo que dejar claro que yo iba a dejar a Jose ese día. Se acababa. Pero no porque me hubiera estado maltratando física y psicológicamente cada día durante casi 8 meses. No. Le dejaba porque me había engañado. Y con chicos. No me importaban los golpes. No me dolían los insultos. Ni los desprecios. Se había ido a follar con otros y eso era lo que me desgarraba el alma. 

Y verle en peligro, verle llorando sin entender qué pasaba, que hacia ahí esa gente, porque no le dejaban acercarse a mí, eso hizo que olvidara todo. Quería abrazarle. Luchaba por soltarme mientras pasaba a mi lado escoltado por su madre y con mis tíos de barrera. Yo pesaba unos 40kg y no se de donde sacaba toda esa fuerza para resistirme. 

De repente todo se había venido abajo. Me metieron en casa. Me quité la ropa. Vieron los golpes. Las puertas llenas de puñetazos. Me dijeron como se habían enterado. Les conté lo que había averiguado esa mañana y de repente todo parecía tan lejano. Mi hermana y mi cuñada vinieron desde Toledo. Mi prima me obligaba a mirarme al espejo. Yo no podía ni verme a mi misma ni mirar a nadie a la cara. Pero me sentía liberada. Y drogada al mismo tiempo. Era como una niña pequeña. No podía con mi cuerpo. Ya no tenía fuerzas. Me llevaron al pueblo. Me dieron mimos. Me llevaron al médico. De un lado para otro. Me llevaron a la comisaría. Preguntamos que le pasaría si denunciaba, y dije que no. Ellos no lo entendían pero no iba a denunciarle. No iba a dejar que pasara la noche en un calabozo. Mi prima llamó a su madre y le dijo que mantuviera a su hijo alejado de mí. Yo le dije que le hiciera cumplir su promesa. Que buscará ayuda y se curara. A los dos días, el se había creado una cuenta de Messenger como si fuera Dani y volvíamos a hablar. Tres semanas después volveríamos a vernos. 

Cuando decidí contar historias dije que no iba a explicar el por qué. Existe y está ahí pero sé que no serviría de nada porque nadie lo entendería. Y una parte muy grande de ese por qué es simplemente porque yo estaba enferma. Por supuesto que lo estaba. Mi cabeza no estaba bien. Pero hay más. Y esa es la parte que nadie entendería aunque lo explicara. Porque siempre he dicho que Jose era diferente. Que era una de las personas más fuertes emocionalmente que he conocido. Y él prometió que no volvería a pegarme. Y nunca volvió a pegarme. Aunque su mente siguió siendo un desastre, aunque los gritos y las peleas y las situaciones de celos y el maltrato psicológico siguió, no volvió a pegarme, y creímos que seríamos lo suficientemente fuertes como para hacer que todo fuera del todo normal. Nos equivocamos. Y tardamos más de un año en darnos cuenta. 

3 comentarios:

  1. Recuerdo ese día. No habíamos terminado de comer cuando me llamó papá, me dijo que me habías mentido, que los tíos, la prima y Antonio estaban de camino a casa y que fuese para allí, que le quería fuera de su casa: "Pero por favor hija, sin violencia, con tranquilidad". Así que allí fuimos.
    De camino Noe me preguntó qué iba a hacer, cómo se suponía que iba a echar de allí a un tío violento, más alto y, seguramente, más fuerte que yo. A veces se olvida, I've got many skills. Pero no me hicieron falta, cuando llegué él no estaba en casa, los tíos y Antonio estaban cambiando la cerradura y tú estabas en el salón, con la prima. Estabas de pie, sujetando un paño de cocina, de cara al pasillo, mirando a ver quién venía, supongo que deseando que el que entrase por la puerta fuera él. Cuando viste que eramos nosotras...
    Recuerdo cómo te rompiste, cómo se desencajaba tu cara, cómo se inundaban tus ojos de lágrimas y te echabas a llorar al mismo tiempo que en mis brazos mientras sollozabas y me pedías perdón. Es lo único que decías una y otra vez. Cuando te pregunté por qué te tenía que perdonar dijiste: "Por mentirte, te mentí".
    Me deshice de los tíos y de Antonio con la promesa de llevarte al pueblo, quería escuchar qué había pasado, que me contaras tu historia, y lo hiciste, mucho o poco, me da igual, lo esencial es que estabas hablando de lo que te había pasado. Nada te prepara para escuchar algo así de los labios de alguien a quien quieres cuando lo cuenta en primera persona.
    Pero no es nada comparado al dolor que te produce el ver que da igual todo lo que sacrificas para ayudar, no importa una mierda tu esfuerzo, ni tu amor por esa persona, cuando te mira a los ojos y te vuelve a mentir. Y es inmune a tu dolor y al que está causando a su alrededor a todo aquél que la quiere y sólo se preocupa por la única persona que le hace daño, tanto que la va consumiendo poco a poco y tú lo ves y no puedes hacer nada. Y te vacías un poco más por dentro, porque sientes que no te quiere, ni a ti ni a nadie, sólo al destructor.
    Eso es dolor.
    Y escribo y lloro, recordando lo mal que me sentí y el momento exacto en que me di cuenta de que nada iba a cambiar hasta que tú no quisieras cambiarlo, y recuerdo el frío naciendo en mi corazón, ocupando cada rincón hasta invadir todo mi cuerpo para protegerlo de ti.
    Mamá me acusó de no quererte, me preguntó que si no me importabas, que parecía que me daba igual todo. Intenté muchas veces prepararla para lo que ibas a hacer. Nadie puede y sabes cómo es ella, niega la evidencia hasta que le pega una hostia en la cara, tan fuerte que la destroza.
    ¿Has hablado con ella de cómo se sintió? Es curiosidad, no una sugerencia.
    Sé que esto es tuyo, sólo quería que leyeses mi perspectiva de ése día.

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  2. Soy Dani y si fue un día muy amargo, pero más amargo fue verte todas las semanas 8 meses atrás, que ni mis napolitanas te alegraban, estabas demacrada, y obsesionada, vivías en una situación de miedo continuo, quien te conocía sabia que esa no eras tu.

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    1. Sé que no fue fácil para ti todo aquello. Gracias por pasar aquel día conmigo y por aguantar toda la historia y todo lo que te estaba contando como lo hiciste. Espero que todo te vaya bien y si sigues teniendo mi número, cuando quieras, aquí estoy. Un beso.

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